Cuando está pensando en todo lo ocurrido, Fushimi es invocada por Uka-no-Mitama-no-kami, una diosa zorro. A cambio de rescatar al espíritu de un pequeño zorrito cuando iba a clase ese día, la diosa le ofrece concederle un deseo. Sin pensar mucho en el tema, dice que desea ser Sumizome. La diosa dice que eso es algo que no puede conceder a un humano, pero finalmente cede y le da a Fushimi la habilidad de cambiar de forma a placer, y a la hora de intentar ganarse a Tanbabashi le puede ser muy útil, así que intenta no utilizarla. Como la diosa ha roto una norma concediéndole tal habilidad, si la usa mal, Amaterasu podría castigarles a ella y a la diosa.